viernes, 20 de mayo de 2011

EL URBANISMO Y LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

En la gestión y la ordenación de las ciudades intervienen agentes públicos y privados, aunque sus intereses sean diferentes. A los propietarios del suelo les interesa que dicho suelo se revalorice, pasando de ser un suelo rústico a uno urbano, consiguiendo así que el suelo tengo los máximos volúmenes de edificación. Este proceso también afecta a los promotores inmobiliarios. Por otra parte, los inversores y empresarios industriales entran en conflicto con los propietarios, ya que los intereses de estos últimos es la utilización del suelo como zona residencial, además de no querer que sus viviendas estén cerca de las instalaciones industriales, puesto que ya conocen las desventajas. En general, la ciudadanía defiende la existencia de suelos para usos comunitarios y viviendas baratas y de calidad. El poder político interviene para resolver los conflictos entre los agentes sociales, usando como principal instrumento el PGOU.

El urbanismo tiene como objetivo la ordenación del espacio urbano. En las ciudades, localizadas en municipios, podemos encontrar espacios urbanos y rurales, siendo el suelo urbano cada vez más extenso debido los suelos rústicos se sitúan en zonas limítrofes a las ciudades. El PGOU proyecta nuevos espacios para futuros crecimientos de acuerdo a las demandas sociales y las necesidades económicas reconocidas. El PGOU tiene que estar en relación con políticas globales de ordenación del territorio. En el caso de Canarias la referencia es la isla.

El urbanismo moderno surge en la segunda mitad del s XIX, a partir del desarrollo industrial y el éxodo rural. Las ciudades de España, hasta la Guerra Civil, regularizaron sus planos a partir del casco histórico y, en la mayoría, son murallas, puesto que ya habían sido derribadas, dando lugar así a los ensanches. Se llevan a cabo planes saneamiento, al igual que mejoras del viario y se proyectan parques urbanos.

En los años cuarenta y cincuenta las ciudades recuperan su crecimiento. Se aprueba la Ley del Suelo y Ordenación Urbana, base de las PGOU. Se impulsa la edificación de VPO y, en los años sesenta, el éxodo rural provoca un crecimiento de la población urbana. Sin embargo, no se pudo acabar con el chabolismo en el extrarradio y hubo una fuerte demanda de viviendas que favoreció la especulación urbanística. En muchas ciudades se deterioró el casco histórico por la especulación y, en el extrarradio, se planifica el desarrollo de áreas residenciales e industriales. Estos rasgos de desarrollo urbano se mantienen en los setenta.

A partir de los ochenta los ayuntamientos son de gestión democrática y la organización general del territorio no es tanto una competencia de gobierno del Estado como de las nuevas comunidades autónomas.

El estado autonómico otorga a las comunidades competencias sobre ordenación del territorio, urbanismo y vivienda. El planteamiento urbanístico del suelo corresponde a los ayuntamientos que lo hacen mediante distintos planes. El PGOU es el instrumento básico de ordenación urbanística del municipio. Proyecta el desarrollo urbano a medio y largo plazo. Los Planes Parciales concretan el PGOU para cada área y los Planes Espaciales ordenan aspectos específicos.

En una sociedad democrática la participación ciudadana tiene que ser relevante en el desarrollo del PGOU. Esta nos se expresa sólo en la elección de los concejales del ayuntamiento sino en la participación activa en su redacción del PGOU por los vecinos, tanto de manera individual como colectiva. La presión vecinal es decisiva en la determinación de usos comunitarios para la mejora de la calidad de vida.

En el desarrollo urbanístico influyen los intereses empresariales y, especialmente, la globalización. Las ciudades compiten entre sí, siendo el PGOU un buen instrumento a utilizar para atraer inversiones, prever el desarrollo de determinadas infraestructuras que favorezcan la instalación de grandes empresas con un efecto positivo sobre el nivel de vida y empleo de los residentes en la ciudad.

¿CUALES SON LOS PRINCIPALES PROBLEMAS DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS Y CANARIAS?

Podemos apreciar como, las ciudades de los países desarrollados, presentan problemas notables. Las ciudades españolas también padecen éstos problemas, incluida las Islas Canarias, donde sus habitantes exigen mejores servicios y aspiran a mejores condiciones de vida. Ante algunos problemas proponemos algunas soluciones.

En cuanto al transporte, el problema es la necesidad de movilidad, tanto interna como externa, que es cada vez mayor. En España se ha implantado el transporte público con el objetivo de sustituir el uso de vehículos de motor privados. En Canarias se ha creado un tranvía, con éxito, y se propone la creación de un tren de cercanía, tanto en la isla de Tenerife como en Gran Canaria.

En relación con las infraestructuras y equipamientos, las ciudades poseen mejores condiciones, debido a la concentración de población, para el desarrollo de determinados servicios como son la sanidad, la educación y el deporte, entre otros. Un hecho importante es la necesidad de mejorar el equipamiento para el desarrollo de las SIC.

En lo que se refiere al abastecimiento, en las ciudades es indispensable tener una red de abastecimiento de alimentos, agua y energía. Deben de existir los mercados generales de abastos que suministran alimentos a los minoristas. Las grandes superficies han mejorado su abastecimiento de alimentos con el tiempo. Las ciudades canarias sufren problemas con el suministro de agua... En Las Palmas de Gran Canaria el agua procede de plantas desaladoras y en Santa Cruz de Tenerife tan solo una parte del consumo del agua proviene de plantas desaladoras. Las aguas residuales sirven para regar los parques.

En cuanto al medioambiente, las ciudades españolas tienen que enfrentarse a varios problemas. En las ciudades se sufren problemas de polución del aire. Además, también se intenta combatir la contaminación acústica (zonas limítrofes con autopistas y aeropuertos) y la lumínica. Los núcleos de población de La Palma han reducido la contaminación lumínica y también se está iniciando en Tenerife. Otro problema es el tratamiento de los residuos urbanos. Se intenta reducir las emisiones de las incineradoras mediante el reciclado y la reutilización de los residuos.

La dimensión de los problemas sociales normalmente es mayor y más grave en el mundo rural. La población que se encuentra en el territorio esta jerarquizada, por lo que hay riesgos de creación de marginación social. Además, a todo ello se le suma el problema de la delincuencia, con tasas de criminalidad mayores a las rurales.

El territorio de las ciudades está ocupado, en mayor medida, por viviendas. La construcción residencial es más cara que en el campo, y el acceso a la propiedad privada o en alquiler a la vivienda tiene que ser apoyado por la Administración pública para las personas con menos poder adquisitivo. La escasez de espacio y la altísima densidad de población exige una ordenación del territorio, logrado mediante el PGOU, normalmente muy polémicos. El desarrollo de las ciudades ha sufrido la presión de la especulación inmobiliaria para algo menor por la crisis con consecuencias muy negativas como el encarecimiento de los precios de la vivienda o, incluso, la corrupción política.

LOS SECTORES DE ACTIVIDAD ECONÓMICA. EL PROBLEMA DEL PARO

La población actica es el conjunto de personas de 16 años o más que constituyen mano de obra para la para la producción de bienes y servicios a cambio de una remuneración (población activa ocupada) o que está en disposición de desarrollarla (población activa desocupada), y la población inactiva es la que no desempeñan ninguna actividad productiva remunerada y que no está en disposición de desarrollarla. Económicamente y demográficamente, el indicador más relevante es la tasa de actividad, que relaciona la población activa con la población total mayor de 16 años o más, o la población entre 16 y 64 años. Durante las últimas tres décadas nuestra tasa de actividad ha crecido como consecuencia fundamentalmente de la incorporación de la mujer al mundo laboral (en 2008 la tasa era de un 51%, por debajo de la UE). En el caso de Canarias, las tasas de actividad son superiores a las de España, en su conjunto. Esta situación es común en las comunidades autónomas que han disfrutado de más dinamismo demográfico y económico e inmigración extranjera en los últimos años.

La sociedad española y canaria se está viendo afectado por un grave problema: el desempleo. La tasa de paro es el porcentaje de población activa desocupada respecto del total de la población activa. Podemos apreciar como a lo largo de la historia España y Canarias ha tenido un déficit de oferta de trabajo, provocando así una necesidad de emigrar al extranjero. A partir de la crisis del petróleo de 1973, la emigración desapareció y el desempleo creció. La tasa de paro en los ochenta y hasta los noventa era de un 8%. La crisis económica actual ha producido un fortísimo repunte del desempleo, recuperándose la tasa del 20 %, en las Canarias se sitúa en el 30%. Otro problema grave es la economía sumergida, el 23% de la actividad económica.

El paro no afecta por igual a todos los sectores y actividades económicas, edades, territorios o niveles de instrucción de los demandantes de trabajo. A tasa de desempleo femenina es más elevada que la masculina, y afecta más a los jóvenes (sin experiencia) y personas entre 25 y 50 años. A menos nivel de instrucción, más desempleo. En España hay una alta tasa de desempleo de mano de obra cualificada. En nuestro país hay grandes diferencias territoriales. El desempleo es claramente superior a fecha actual en Canarias, Andalucía y Extremadura. Las comunidades con menos desempleo son el País Vasco, La Rioja, Navarra y Aragón.

Otro factor es la distribución de la población activa por sectores económicos. La modernización económica de España ha supuesto una reducción muy grande de la población activa dedicada al sector primario. Hoy ocupa el 4% de la población activa. Tras la industrialización experimentada durante las dos últimas décadas franquistas, el sector secundario no ha aumentado su proporción sobre la población activa, en buena medida porque como es una sociedad moderna, el país ha visto crecer rápidamente la población ocupada e el sector terciario (terciarización)

PIB PER CÁPITA EN 1995 Y 2007




El gráfico de barras objeto de comentario representa los valores relativos del PIB ( Producto Interior Bruto) por habitante en relación con el valor medio de España(100), correspondiente a las 17 comunidades autónomas y a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, entre los años 1995 y 2007 ( estimación). Aunque podemos encontrar otros indicadores mejores para analizar el nivel de desarrollo (IDH), el PIB constituye una buena referencia del nivel de riqueza global de dichos territorios, aunque no refleja la diferencia de renta entre la población.

Entre 1995 y 2007 España experimenta un crecimiento económico considerable, que coincide con la introducción del euro y una mayor apertura e internacionalización de nuestra economía. En términos absolutos, que no es el caso del gráfico, el PIB per cápita crece más o menos un 30%, alcanzando así, tras décadas de retraso, el nivel de renta per cápita medio de la UE. Sin embargo, el crecimiento no es uniforme entre las distintas comunidades autónomas ni el nivel de riqueza (renta per cápita) de partida es el mismo. El gráfico nos permite identificar dos fenómenos: qué comunidades autónomas tienen un mayor o menor crecimiento de su renta durante el periodo, y cual es la posición relativa de cada una de ellas con relación al nivel medio de España (100)

A lo largo de toda la edad contemporánea ha habido una diferencia de riqueza, renta, entre las regiones españolas. En el franquismo esa diferencia incluso se agravó y las últimas décadas de la actual etapa democrática la ha reducido pero de modo limitado. Gracias a éste gráfico podemos observar que, en 1995, Extremadura, Andalucía, Castilla- La Mancha, Galicia y Murcia se sitúan en las últimas posiciones. Extremadura apenas supera el 60% de PIB per cápita medio español. Estas comunidades son las que tradicionalmente, el sector primario ha tenido un peso económico relevante (Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha), que están asociadas a la agricultura latifundistas o minifundistas (Galicia), con un pasado histórico marcado por la emigración y el desempleo. Excepto Castilla-La Mancha, las comunidades autónomas han experimentado durante este periodo un crecimiento de la renta per cápita superior al de la media española. Ha sido relevante las incidencias de políticas públicas de fomento del desarrollo, especialmente las resultantes de las políticas de la UE (fondos FEDER,…). Tanto en Andalucía como Murcia, el crecimiento económico se ha concentrado en la costa (actividades turísticas y urbanísticas) y en menor medida en el interior.

Aproximadamente entre el 85 y el 100% del PIB per cápita española se sitúan en varias comunidades (Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla-León y Valencia) y las ciudades de Ceuta y Melilla. Algunas sufren los efectos de la reconversión industrial, como Asturias y Cantabria, mientras en otras incide un espectacular desarrollo turístico, como en Valencia o Canarias. En el caso de Canarias, su nivel medio de renta per cápita resulta algo equívoco, ya que se trata de una de las comunidades con mayores desigualdades de renta entre grupos sociales, con uno de los salarios medios más bajos de España y con altas tasas de desempleo. El crecimiento económico de Canarias se ha detenido en los últimos años y actualmente en una de las comunidades más afectadas por la actual crisis.

Las comunidades autónomas con mayor PIB per cápita se sitúan en el cuadrante nororiental de la Península Ibérica y Baleares, y concentran la mayor parte de la producción industrial y de servicios que tienen mayor valor añadido. Históricamente han contado con mayor nivel de desarrollo (mejor red de transporte,…) y menos desigualdades sociales (menos analfabetismo). Durante éste periodo algunas regiones se han beneficiado de la inmigración extranjera y han tenido bajas tasas de desempleo. Madrid, Navarra y País Vasco se sitúan a la cabeza, con un nivel de renta aproximado entre 120 y 130, y en una posición algo más retrasada está Cataluña, Baleares, La Rioja y Aragón. Excepto Cataluña y La Rioja, que experimenta un retroceso relativo en éste periodo, el resto de estas comunidades mantienen la posición de primacía que tenía al inicio de los años noventa.

LA POBLACIÓN EXTRANJERA EN ESPAÑA Y LA PROCEDENCIA DE LOS INMIGRANTES EN CANARIAS POR GRANDES ÁREAS GEOGRÁFICAS





El mapa objeto de comentario representa los valores de la población extranjera por comunidades autónomas en el 2008. En éste año, aproximadamente 5,2 millones, de los 10,10 millones, de habitantes existentes en el país eran extranjeros (13%). Con ésta leyenda podemos distinguir qué comunidades autónomas tienen mayor tasa de población extranjera (Madrid, Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia, Canarias y Baleares). Baleares es la comunidad autónoma donde hay un mayor porcentaje de extranjeros (28,19%). Andalucía, el interior y norte de España presentan tasas inferiores a la media. En el 2008 nuestro país era uno de los estados comunitarios con mayor tasa de población extranjera, aunque hay destacar el hecho de que éste fenómeno inmigratorio ha sido muy reciente e intenso. El motivo por el cual, la distribución de la población extranjera es tan desigual es provocado por las actividades económicas en las que se incorporan como mano de obra de forma preferente: agricultura intensiva, servicios en las ciudades y núcleos turísticos y construcción. Podemos apreciar como la inmigración joven no se dirigió a las regiones más envejecidas (interior y norte), por lo que el efecto de rejuvenecimiento de la población ha sido más limitado del que pudiera parecer a partir de una interpretación global de los datos. .

Es importante considerar que la población inmigrante tiene origen geográfico diverso y que hay diferencias notables entre comunidades autónomas.

El gráfico objeto de comentario representa el origen de la población extranjera en que Canarias, que presenta características diferentes a las del conjunto de España. En Canarias es importante el volumen de extranjeros residentes comunitarios. Los inmigrantes gozan de iguales derechos laborales que los españoles, aunque la mayoría de ésta población residente es jubilada (personas que ocupan su segunda residencia, con poder adquisitivo y un nivel de vida alto). Éste fenómeno, incluso más acusado, se da en Baleares y Comunidad Valenciana, lo que explica sus altas tasas de población extranjera, las más altas de España. En España también es alta la proporción de población extranjera latinoamericana, que se dedica, en mayor medida, al sector servicios y construcción. La inmigración latinoamericana es importante en casi toda España. Sí difiere, la inmigración extranjera en Canarias respecto a la del conjunto de España, en los africanos y europeos del este. En Canarias la población de Europa del este es inferior a la de Madrid. Es importante añadir que la población extranjera en Canarias se concentra en las zonas turísticas de Gran Canaria, Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote. La crisis económica ha provocado una reducción del crecimiento de la inmigración y, a fecha de hoy, un estancamiento debido a que cada vez es mayor el número de retornos provocado por la, ya mencionada, crisis económica y las circunstancias que ello con lleva .

LAS REDES CIUDADANAS ESPAÑOLAS




El mapa objeto de comentario representa las principales ciudades y áreas urbanas españolas, y la relación que se establece entre ellas.

Las organizaciones de la jerarquía urbana española se basan en el tamaño y las funciones de las ciudades, y las áreas de influencia de las mismas. Podemos apreciar distintas categorías:

· Metrópolis nacionales (Madrid y Barcelona). La población supera los 3 millones. Las funciones están muy diversificadas. Estas metrópolis mantienen una estrecha relación con las metrópolis internacionales europeas y mundiales, gracias a una potente red de transportes.

· Metrópolis regionales. La población está comprendida entre 0,5 y 1,5 millones de habitantes y engloba a Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Se asemeja al modelo de las metrópolis nacionales pero su influencia será tan solo regional y, además, tienen una interconexión potente con las dos metrópolis nacionales.

· Metrópolis regionales de segundo orden. La población está comprendida entre 200.000 y 500.000 habitantes. Su influencia es menor que la de las metrópolis regionales. Algunas conurbaciones urbanas, es decir, continuos urbanos desarrollados a partir de la unión de dos o más ciudades.

· Ciudades medias. Su población está comprendida entre 100.000 y 200.000 habitantes. Muchas de las ciudades medias son capitales de provincias, con una función administrativa dominante, universitaria o industrial especializada.

· Ciudades pequeñas. Son nodos de transporte de influencia exclusivamente comarcal. En Canarias, esta función la realizan en el ámbito de las islas periféricas sus capitales.

Las ciudades del sistema urbano se relacionan entre sí a través de flujos económicos o de influencia cultural, política,… La metrópolis nacional de Madrid ejerce una influencia considerable sobre el resto de las metrópolis regionales españolas, excepto el caso de Barcelona, con la que mantiene una relación de integración-competencia. La metrópolis de Barcelona tiene una influencia notable en el oriente peninsular de dominio. En cuanto al cuadrante noroeste peninsular, que es el de mayor nivel de desarrollo y funcional, cabe destacar que mantiene una relación relativamente intensa, aunque con cierta complementariedad productiva y funcional, en torno al Valle del Ebro y con conexiones con Madrid y Valencia. Además, es la zona que cuenta con la mejor red de transporte terrestre.

El sistema urbano peninsular se caracteriza por la existencia de una gran metrópolis central, Madrid, con intensas relaciones con las de la periferia y con un interior poco poblado. En la periferia podemos apreciar varios ejes urbanos:

· Eje atlántico gallego. Se extiende entre Ferrol y Vigo, incluyendo Santiago, A Coruña y Pontevedra. Especialización en la actividad comercial y es policéntrico.

· Eje cantábrico. Se caracteriza por ser discontinuo y relaciona la conurbación asturiana, Santander y el triángulo vasco. Se conecta con Castilla y el Valle del Ebro. Está marcado sobretodo por la actividad industrial.

· Eje mediterráneo. Se prolonga desde Girona hasta Murcia-Cartagena. Incorpora las metrópolis de Barcelona, Valencia y la conurbación Alicante- Elche, y las ciudades como Tarragona y Castellón. Predominan las actividades turísticas, industriales y comerciales.

· Eje del Valle del Ebro. Zaragoza, que se encuentra al centro, se conecta con las submetrópolis regionales de Pamplona y Logroño. Además, se encuentra bien conectado con las metrópolis de Madrid, Barcelona y el eje cantábrico a través de la Y vasca. Dominan las actividades industriales. Sistema monocéntrico primado.

· Eje andaluz. Se articula alrededor de dos subejes. Uno está en el Valle del Guadalquivir, con centro en Sevilla, y otro en el litoral mediterráneo, entre Málaga y Almería. Dominan las actividades agrarias, industriales y turísticas.

· Baleares. Está centrado en actividades turísticas, con centro en Palma y con relaciones internas con las islas menores, además de mantener unas relaciones bastante intensas con el eje mediterráneo.

En Canarias encontramos un sistema urbano policentrico, con dos centros, las conurbaciones o submetrópolis regionales de Santa Cruz de Tenerife-La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria- Telde. Cada una mantiene una s relaciones administrativas y económicas relevantes con las capitales de las islas periféricas de cada una de las provincias. La actividad dominante es la comercial, aunque también destaca la administrativa.

La integración de Canarias en la UE se caracteriza por su lentitud y dificultad. Con la apertura de negociaciones entre España y la CEE, en 1979, se prevé que ésta finalmente se incorporará, sobre todo por el cambio de régimen, de una dictadura militar a una democracia. Sin embargo, en el caso de Canarias, la integración de España en la CEE se dificulta, debido a su lejanía del continente, los beneficios fiscales que tenía,… por lo que se le ofreció varias alternativas: el pleno ingreso, aceptando así ser tratada igual que a España, en su conjunto; el ingreso parcial, optando así a unas políticas y rechazando otras que no le convengan a su régimen económico-fiscal; o no ingresar en la CEE. Finalmente España ingresa en la CEE (1986), aunque el modelo no es satisfactorio para Canarias, ya que no entra en la PAC. Posteriormente se llega a un acuerdo (1991) con la CEE, buscando unas condiciones más favorables para Canarias, en el que se determina que ésta región se excede del IVA, cambiándolo por el IGIC, que tiene una tributación más baja, una aplicación flexible de la PAC, optando tan sólo a lo que nos beneficie, y no se le aplicará la TEC para importaciones de primera necesidad. Tras la elaboración del Tratado de Ámsterdam, donde se reconoce la existencia de regiones que no pueden ser tratadas por igual, Canarias es denominada como Región Ultraperiférica (RUP).

Canarias, junto con las Azores, Guadalupe, la Guayana Francesa, Madeira, Martinica y Reunión, conforman las regiones ultraperiféricas de la UE. Las desventajas a las que tienen que hacer frente éstas regiones es a su lejanía del espacio europeo, a tener un espacio reducido y fragmentado, a las condiciones ortográficas y naturales en parte adversas y algunos casos de sobrepoblamiento. Por otro lado también están muy marcadas la problemática de mercado y producción (baja productividad, mercados alejados,…).La UE considera que son problemas permanentes o estructurales, que necesita la aplicación de medidas específicas para solucionarlos o, al menos, mitigarlos. Por otro lado, se produce una acción concertada de las Regiones Ultraperiféricas, donde se reunieron los presidentes de la zonas ultramar para defender sus intereses, en Bruselas (Cede de la UE), donde se pedía que se tuvieran en cuenta las condiciones de las RUP ante las políticas europeas.

La situación de Canarias, como región ultraperiférica, le supone unas ciertas desventajas, como el la doble insularidad (S/Cruz de Tenerife y Las Palmas), la insularidad, que la hace dependiente del transporte aéreo y marítimo, la lejanía del continente europeo, donde se encuentra el principal mercado, la escasez de recursos naturales estratégicos, como es el agua, la energía y el suelo, y el poseer un relieve accidentado y una fragilidad ambiental. Frente a esta situación, la UE ha tomado ciertas medidas para hacer frente a su situación ultraperiférica, entre ellas se encuentran las medidas económicas especiales, recogidas en el POSEICAN, como es el REF, anterior al ingreso en la CEE, que integra instrumentos de ayuda como es el RIC, la ZEC y la creación de zonas francas,…; también se encuentra una aplicación peculiar en Canarias de la PAC, que incluye el REA, reduciendo así los aranceles a la importación de la mayor parte de alimentos; y, por último, la Política Pesquera Común, que se adapta al sector propio y ayuda al establecimiento de flota de pesca en aguas del banco Canario-Sahariano. Por otro lado también está recogido en el POSEICAN el fondo específico para compensar el coste de la situación ultraperiférica (35€/habitante y año).

Canarias se ha beneficiado de fondos para la convergencia de su economía con regiones de economía más avanzada, pero poco a poco se ha ido acercando a la renta media de la UE, del 70% en 1985 al 96% en 2006, por lo que, debido a su nivel de renta, ya no se tendría que beneficiar de fondos compensatorios (FEDER, FESE), pero por su carácter ultraperiférico se mantienen, aunque reducidas.